Un robot submarino que muestre a los turistas que van a bordo de un barco costero los fondos de nuestro litoral, su biodiversidad, sus pecios hundidos y otros elementos del patrimonio histórico o artístico sumergido. Este fue el fin de la prueba piloto desarrollada el pasado 22 de febrero con un catamarán de la empresa Costasol Cruceros y un ROV submarino de Andalú Sea, socias ambas compañías del Clúster Marítimo-Marino de Andalucía (CMMA). Para ello, se usó uno de los barcos que Costasol Cruceros ofrece a sus clientes, en el Puerto Deportivo de Benalmádena, con el fin de avistar de cetáceos en el litoral malagueño.
Como explica el CEO y fundador de Andalú Sea, Gojko Kremenic Rodríguez, «vamos a hacer un experimento, vamos a intentar trabajar desde el barco de Verania Medina (responsable de Costasol Cruceros), con los ROV submarinos, que son vehículos pilotados remotamente, con el objetivo de estudiar el fondo marino, la biodiversidad, y un poco añadir valor a lo que podría ser un formato de turismo científico o vacacional».
Estos robots, explica, pueden tener varias integraciones, «pero fundamentalmente lo que tienen es un vídeo de alta resolución para hacer grabaciones y la posibilidad de grabar todo lo que ve el robot en streaming, junto con los parámetros de navegación y telemetría. Este robot tiene ocho motores, puede moverse en una lámina de agua de hasta 300 metros de profundidad, con lo cual su alcance es muy relevante, y tiene un manejo muy sencillo, intuitivo, y los datos que ofrece son muy útiles a la hora de hacer cualquier estudio tanto medioambiental como de biodiversidad marina».
Los ROV son ahora mismo una herramienta cada vez «más popular, llevan muchos años en funcionamiento, sobre todo en el entorno marítimo-portuario para todo tipo de inspecciones de infraestructuras sumergidas, del tema medioambiental, formativo, en presas, desaladoras, centrales térmicas, y aumentan la seguridad en cuanto a los procedimientos de inspección de cualquier infraestructura, y muy importante es también el apoyo a los buzos profesionales a la hora de planificar bien las operaciones y los procedimientos cuando se hace cualquier trabajo con infraestructuras sumergidas».
Dice, además, que la palabra clave es «la accesibilidad», cualquier persona puede realizar una expedición submarina «desde la superficie de un barco y ver por sí mismo en qué estado se encuentra el fondo marino, la biodiversidad, qué es un pecio».
La responsable de Costasol Cruceros, Verania Medina, indica: «Estamos en el Mar de Alborán, a unas 56 millas de Gibraltar y otro tanto de Almería, esta es una zona muy rica de biodiversidad y tiene una concentración grande en cetáceos, encontramos hasta doce especies distintas, podemos ver normalmente mulares, listados y comunes, pero varias veces al año, cuando hay migraciones, podemos ver a la ballena rorcual, hemos visto algunas ballenas de este tipo de más de 18 metros, es impresionante, y vienen del mar de Liguria, al Estrecho y al revés, son especies muy protegidas y, por lo tanto, nosotros dentro de nuestra faceta de ser una empresa sostenible y con barcos ecológicos, pues hacemos todos los protocolos para cuidar de que estos animales no sufran estrés por la actividad turística».
La embarcación en la que se realiza el avistamiento de cetáceos y la experiencia piloto es un catamarán y, en lugar de hélices tiene turbinas, de manera que no «les puede afectar ni hacer daño y el ruido dentro del mar es menor, interactúan mucho con el barco, a la gente le encanta disfrutar de ver los animales en libertad, estamos en más de un 80% de éxito en los avistamientos por la experiencia que tenemos en el mar y los contactos con pescadores, y otros navegantes de la zona. Y además damos la oportunidad a la gente de que se dé un baño en alta mar, que es algo muy gratificante».
Esta experiencia piloto es para llegar a ver «qué podemos observar en los fondos marinos de Alborán, la riqueza que tiene de biodiversidad, constatar con los ROV qué somos capaces de ver en los fondos marinos» y valorar si en el futuro puede convertirse esta experiencia en un producto turístico azul.
En la zona, explica el arqueólogo Daniel Florido, uno de los responsables del Clúster Marítimo-Marino de Andalucía, también se encuentra el pecio Isabella, hundido a mediados del siglo XIX y que procedía de Génova. La tarea de documentación fue fundamental para encontrarla y conocer de dónde venía y hacia qué lugar se dirigía. Las aguas de Alborán encierran muchos secretos como este.